24 los sacerdotes los inmolaron y ofrecieron la sangre en sacrificio por
el pecado junto al altar como expiación por todo Israel; porque el rey había
ordenado que el holocausto y el sacrificio por el pecado fuese por
todo
Israel.
25 Luego estableció en la Casa de Yahveh a los levitas con címbalos,
salterios y cítaras, según las disposiciones de David, de Gad, vidente del
rey, y de Natán, profeta; pues de mano de Yahveh había venido ese
mandamiento, por medio de sus profetas.
26 Cuando ocuparon su sitio los levitas con los instrumentos de
David, y los sacerdotes con las trompetas,
27 mandó Ezequías ofrecer el holocausto sobre el altar. Y al comenzar
el holocausto, comenzaron también los cantos de Yahveh, al son de las
trompetas y con el acompañamiento de los instrumentos de David, rey de
Israel.
28 Toda la asamblea estaba postrada, se cantaban cánticos y las
trompetas sonaban. Todo ello duró hasta que fue consumido el holocausto.
29 Consumido el holocausto, el rey y todos los presentes doblaron las
rodillas y se postraron.
30 Después, el rey Ezequías y los jefes mandaron a los levitas que
alabasen a Yahveh con las palabras de David y del vidente Asaf; y
ellos
cantaron alabanzas hasta la exaltación, e inclinándose, adoraron.
31 Después tomó Ezequías la palabra y dijo: «Ahora estáis
enteramente consagrados a Yahveh; acercaos y ofreced víctimas y
sacrificios de alabanza en la Casa de Yahveh.» Y la asamblea trajo
sacrificios en acción de gracias, y los de corazón generoso, también
holocaustos.